Las mamparas de ducha son mucho más que un simple elemento funcional que evita las salpicaduras de agua y protege el suelo del baño. También son una pieza clave para crear un ambiente moderno, elegante y confortable en esta estancia tan importante de la casa.
¿Qué beneficios aporta una mampara de ducha en nuestro baño?
Las mamparas de baños tienen muchas ventajas frente a las tradicionales cortinas de tela o plástico, que se ensucian con facilidad, se pegan al cuerpo y restan luminosidad al baño (a mi personalmente me parecen bastante feúchas). Estas son las ventajas que más valoran los usuarios:
Estanqueidad
Esta es obvia pero, no está de más citarla. Las mamparas de ducha evitan que el agua se escape al exterior y mantienen el baño seco y limpio. Al estar fabricadas con vidrio templado, ofrecen una mayor seguridad en caso de rotura accidental. ¡Ten cuidado y no resbales, jo!
Estética
Las mamparas de ducha aportan un toque de diseño y sofisticación al baño, gracias a sus diferentes tipos de apertura, medidas y acabados. Puedes optar por modelos con cristal transparente, tintado, espejado o con efectos decorativos, así como por perfiles en múltiples colores y materiales.
Adaptabilidad
Los paneles se adaptan a todo tipo de espacios y estilos. Existen modelos para instalación en esquina, frontal o en ángulo, así como paneles fijos o correderos. También puedes optar por mamparas a medida que se ajustarán perfectamente a tu ducha.
Limpieza
Las mamparas de ducha son muy fáciles de limpiar, ya que en el proceso de fabricación se realizan tratamientos antical y antisuciedad para evitar que la superficie se manche o se raye. Además, al ser lisas y sin pliegues, no acumulan humedad ni bacterias.
Cómo elegir una buena mampara de ducha para tu baño
Si tu lectura ha llegado a este punto, estoy seguro de que los tips que te cuento justo ahora te van a interesar mucho. ¡Sigue leyendo!
Ten en cuenta los espacios de tu baño
Lo primero que debes hacer es medir bien la zona en la que vas a colocar la mampara. La mampara no debe dificultar el acceso ni el movimiento dentro y fuera de la zona de ducha.
Fíjate en el tipo de apertura
Existen diferentes tipos de apertura para las mamparas de ducha. Puede ser abatible, corredera, plegable o pivotante. ¿Cuál te gusta más? Yo te respondo, la que facilite el acceso y aporte más comodidad teniendo en cuenta el espacio de tu cuarto de baño y de tu ducha.
Por ejemplo, las abatibles necesitan más espacio para abrirse, pero son más cómodas y estancas; las correderas ocupan menos espacio, pero suelen dar problemas con los rodamientos; las plegables son más prácticas y versátiles, pero acumulan más suciedad en los pliegues; y las pivotantes permiten una apertura total o parcial, pero suelen mojar el suelo al abrirse.
Comprueba el grosor del cristal
El grosor del cristal influye en la resistencia y la estabilidad de la mampara. Por lo general, los cristales suelen tener entre 6 y 10 mm de grosor. La regla de oro: cuanto más grueso, más seguro y duradero. Eso sí, son más pesados y más caros.
Elige el acabado que más te guste
El acabado del cristal determina el grado de transparencia y el efecto decorativo de la mampara. Puedes elegir entre cristal transparente, que aporta luminosidad y amplitud al baño; cristal tintado, que crea un ambiente más íntimo y sofisticado; cristal espejado, que refleja la luz y amplía visualmente el espacio; o cristal con efectos decorativos, como serigrafías o vinilos, que pueden aportar un toque original en la decoración del baño.
El color y el material de los perfiles
Los perfiles son los elementos que sujetan el cristal y le dan forma a la mampara. Pueden ser de aluminio, acero o PVC, y tener diferentes colores y acabados. Por ejemplo, los perfiles cromados son los más clásicos y elegantes, mientras que los perfiles negros son más modernos y aportan un toque más industrial. Si prefieres un estilo minimalista, puedes optar por mamparas sin perfiles, que generan continuidad y sensación de limpieza.
Elige una paleta de colores que armonice con el acabado de la mampara y el resto de los elementos del baño, como el suelo, las paredes, el mueble o los sanitarios. Puedes optar por tonos neutros, que aportan serenidad y amplitud; tonos cálidos, que crean un ambiente acogedor y confortable; o tonos fríos, que transmiten frescura y elegancia.
¿Qué te ha parecido?
Ahora que conoces todas las ventajas, ¿estás listo para el cambio? Escríbenos tus comentarios a continuación. Nos encantará conocer tu opinión y tus experiencias. ¡Gracias por leernos!